En esta entrega de la saga, Miles no llega a aparecer, pero se siente su presencia en las acciones (o más bien en el estilo conque las lleva a cabo) de una de sus mercenarias, Ellie Quinn, que ya había aparecido brevemente en "Aprendiz de guerrero", y que es como una especie de versión femenina y físicamente perfecta del propio Miles. Al parecer, todo el que entra en contacto con Miles se vuelve partidario de las soluciones "creativas".
El pobre Ethan se ve tan apabullado por Ellie como lo habría estado cualquier otro por Miles, pero añadiendo su terror a las mujeres. No es tan divertida como las novelas de Miles, pero está bien.
Ojo, no es apta para homófobos (pues que se chinchen).
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