Qué dioses tan humanos son los de Neil Gaiman, llenos de defectos, envidiosos y traidores. Aunque es lógico, ya que sólo existen como invenciones de los humanos.
Es un libro mucho más oscuro y crudo que los otros suyos que he leído hasta ahora, pero también mucho más complejo. Y es también un libro totalmente americano, no hay ni rastro de Gran Bretaña en él, tan sólo algún duende irlandés por ahí perdido, pero que resulta menos importante que los dioses nórdicos o egipcios.
En los agradecimientos el autor menciona que Terry Prattchett lo ayudó a desenmarañar un nudo en la trama; me muero de curiosidad por saber cuál fue. Desde luego, la historia es lo bastante liosa como para estar a la altura del gran TP.
Sólo los dioses son reales.